La Motivación



La foto que se ve al lado es una preciosa cala en la Isla de Menorca (Baleares - Mediterráneo), el lugar se llama Binidalí.
En el verano de 1997 hemos estado 21 días dando la vuelta a la Isla de Menorca y fue cuando terminamos de "madurar" la idea de hacer un gran viaje con el Dubhe.
Evidentemente, estábamos cercados por el ambiente apropiado, mucha naturaleza, otros veleros, agua transparente, durante el día mucho sol, por la noche la luna y un cielo cubierto de estrellas, tantas estrellas que casi no hay lugar para el negro del infinito.
De allí es un salto para pensar en las playas y calas de la Baía de Angra dos Reis (Río de Janeiro), o en las islas del Caribe. Cocoteros y playas de arenas blancas, imaginar tu barquito navegando por entre los corales, fondeando delante de una playa blanca y desierta. Haces comentarios de como seria hablar con la gente de otros lugares, aprender sus costumbre, comer su comida y aprender su cultura.

El Zapata

Desde pequeño he soñado con la vida en la mar, me encantaba leer todos los clásicos de la literatura náutica y pronto he tenido la oportunidad de meterme en el mundo de los barcos a vela, primeramente con un tío, David Novik, socio fundador del Yacht Club de Río de Janeiro. Mi hermano Carlos Mario y yo hemos navegado en su barco, un clásico llamado Zapata (posteriormente vendido y renombrado Reconquista), un Clase Brasil de 40' que fue una fantástica iniciación. Cuando el Zapata pasó a llamarse Reconquista hemos continuado a su lado, participamos en la remodelación de todo su interior y algunos momentos de placentera navegación cerca de Bracuhy (Angra dos Reis).

El Monolito

Después hemos vivido con nuestro padre en una verdadera Escuna en Salvador - Bahía, llamada Monolito, tenía 42' y desplazaba 20 Ton. Aquellos años viviendo en el Monolito nos enseñaron la navegación de los "viejos tiempos", pues no teníamos ninguna de las facilidades conocidas hoy día, tipo: winches, molinetes, enrolladores de velas, GPS, GSM, VHF, radares, sondas, etc. Todo en aquél barco era de lo más primitivo, las velas eran de algodón, los cabos eran de cáñamo, poleas de madera, etc., no había casi nada de metal. Hemos aprendido mucho y desarrollamos el importante sentimiento de "hágalo tu mismo". Dice mi mujer que además he adquirido la síndrome del "no usar la marcha a tras", pues en el Monolito teníamos siempre mucho miedo de utilizar la marcha a tras del motor porque siempre hacia con que el eje de la hélice se saliera de su sitio (dejándonos sin motor), esto era debido a la errónea proporción entre el motor (solo 1 cilindro y 10 HP) y el barco (muy pesado).

Ahora el Dubhe

Ahora ha llegado el momento en que uno considera insuficiente leer en los libros o ver en la tele como viven otros pueblos. Necesitas ir y verlo con tu propios ojos, conocer, participar y principalmente aprender. Estoy seguro que esto ayuda (y es fundamental) a que uno sea más humano, un poco menos civilizado y más inteligente. Aprender a dar el verdadero valor a muchas cosas que normalmente en una ciudad las tienes tan fácil.
En la ciudad ya no se puede ver las estrellas y el verdadero brillo de la luz de la luna, debido a tanta luz que pone el hombre, debes usar cremas por la contaminación del aire, acondicionadores para el pelo porque el agua tiene tanto cloro (justificable, pues está dentro de depósitos que nunca ven la luz del sol, y después pasan por tuberías oscuras y poco recomendables), etc. Esas cosas hacen una vida "artificial". Consideramos que este es el momento de dejar de lado, al menos durante algún tiempo todo eso, hasta que nos sintamos "limpios".

Resumen: Un velero debe navegar, dejar correr el agua por su casco, llevar su tripulación a otros puertos.

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